Hebreos 11:7 “La Fe que Obra”
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Introducción:
Introducción:
Uno de mis maestros me enseñó una verdad fundamental: “la fe que descansa en Cristo, no descansa de agradarle a Él”. Este principio encierra la esencia de una fe activa y viva, una fe que se manifiesta en acciones concretas. El texto que veremos esta mañana, a través del ejemplo de Noé, nos enseña precisamente sobre esto.
De allí el titulo de mi sermón: “la fe que obra”.
El autor de la epístola a los Hebreos, después de definir la fe como "la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1), nos muestra, a través de varios ejemplos del Antiguo Testamento, cómo se manifiesta la fe en la vida de los creyentes.
Es importante detenernos para considerar estos testimonios, puesto que la doctrina sobre la fe es de suma importancia. Sin fe es imposible ser salvos de la ira de Dios; sin fe es imposible acercarse a Dios o serle agradable (Hebreos 11:6). Somos salvos por la fe (Efesios 2:8-9), por la fe perseveramos en la vida cristiana, y es por la fe que un día seremos herederos de las promesas (Hebreos 6:12). La fe no es una novedad en las Escrituras. El profeta Habacuc ya había escrito que el justo vive por la fe (Habacuc 2:4). Cada persona del Antiguo Testamento fue salva y perseveró en su caminar con Dios solo por la fe.
La fe descansa en las promesas del evangelio, como lo vimos en el ejemplo de Abel, quien creyó en la promesa del Mesías y lo demostró ofreciendo un sacrificio que apuntaba a Él (Hebreos 11:4). Por la fe en la promesa sabemos que podemos acercarnos a Dios confiadamente para encontrar socorro oportuno (Hebreos 4:16), lo cual animó a Enoc a caminar con Dios, a vivir de cara a Él hasta ser trasladado al cielo sin ver la muerte (Hebreos 11:5). Abel ilustra cómo la fe nos abre el acceso a la vida eterna y Enoc nos muestra cómo es por medio de la fe que podemos caminar con Dios en medio de este mundo caído y perseverar hasta entrar a la ciudad celestial en gloria.
Hoy veremos en el ejemplo de Noé que también es por la fe que agradamos a Dios y podemos vivir en obediencia con temor reverente en medio de un mundo hostil.
Cuando alguien cree en Dios, la fe se hace evidente en las obras que esta persona realiza. Aunque no llegamos a la salvación por las buenas obras, las buenas obras sí son la evidencia de una fe verdadera (Santiago 2:17-18). En Cristo hemos sido hechos nuevas criaturas (2 Corintios 5:17), y como nuevas criaturas, hay en nuestros corazones nuevos un creciente amor por Dios y su ley, además de un renovado deseo de vivir para Él.
Recordemos que esta epístola fue dirigida a personas judías que conocían muy bien las historias que el autor cita. Cada una de estas historias nos muestra, en crescendo, aspectos indispensables de la fe verdadera.
El Espíritu Santo, en este texto, nos revela tres aspectos de una fe que obra, poniendo como ejemplo la vida de Noé. Estos tres aspecto de la fe que obra, nos deberían animar a considerar nuestra propia fe y nos debería estimular a imitarla.
Mientras leemos la palabra de Dios, vamos a ver cómo Noé, por la fe: Respondió a la palabra de Dios, condenó al mundo y heredó la justicia. Veamos entonces el ejemplo de una fe viva, que no solo cree en la promesa y camina delante de Dios, sino que vive para la gloria de Dios en medio de una generación perversa.
Noten como Noé fue descrito por Moisés:
Estas son las generaciones de Noé. Noé era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos. Noé siempre andaba con Dios.
Noé al igual que Abel fue justificado por medio de la fe, caminó con Dios como Enoc, pero vivió de manera integra delante de Dios en medio de sus contemporáneos, dedicando su vida a la obra que Dios le encomendó. Y esto es lo que resalta el autor de Hebreos con estas ilustraciones de los hombres de fe, llevándonos a considerar un aspecto mas de la fe “La obra de la fe”. Leamos juntos la infalible palabra de Dios.
Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor reverente preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe.
Nuestro texto pone de relieve lo que ya hemos visto: La fe descansa en la palabra revelada de Dios. Mientras que Noé habiendo recibido la justicia de Dios por medio de la fe, caminaba con Dios como lo hicieron sus padres, Dios le revelo que vendría un diluvio sobre la tierra y él actuó en consecuencia.
Su nombre ya anticipaba que Dios había apartado a Noé para esta tarea, proféticamente por medio de su Padre Dios le llama a este hombre Noe:
Y le puso por nombre Noé, diciendo: «Este nos dará descanso de nuestra labor y del trabajo de nuestras manos, por causa de la tierra que el Señor ha maldecido».
Lamec profetizó que a través de su hijo y en su tiempo, vendría el alivio de los efectos de la maldición. Esto se manifestó de dos maneras:
Dios en su justicia destruyo al mundo perverso de este tiempo y la tierra descanso temporalmente de la esclavitud que la hacia gemir.
Por medio de Noé, la promesa de la Simiente sería preservada, de esta simiente prometida en Genesis 3:15 viene el consuelo de todo hombre.
Noé va a empeñar su vida en una tarea que a los ojos del mundo era una locura, nadie hace esto, a menos de que tenga convicción y certeza. La certeza de Noé estaba fundada en la palabra de Dios, esto nos lleva a nuestro primer punto:
1. La fe verdadera, responde a la palabra de Dios
1. La fe verdadera, responde a la palabra de Dios
Noe trabajo al rededor de 100 años construyendo un arca, por que creyó en la advertencia de Dios:
Entonces Dios dijo a Noé: «He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; por eso voy a destruirlos junto con la tierra. »Hazte un arca de madera de ciprés. Harás el arca con compartimientos, y la cubrirás con brea por dentro y por fuera. »De esta manera la harás: de 300 codos (135 metros) la longitud del arca, de 50 codos (22.5 metros) su anchura y de 30 codos (13.5 metros) su altura. »Le harás una ventana que terminará a un codo (45 centímetros) del techo, y pondrás la puerta en su costado. Harás el arca de tres pisos.
La advertencia de Dios fue doble:
Le advierte de su intención de destruir a toda carne o toda la tierra que se había llenado de violencia, una inundación.
Le instruye a construir un arca de tres pisos. Un pequeño microcosmos en miniatura, como el tabernáculo y el templo, con una sola puerta de entrada.
La advertencia doble era acerca de cosas que nunca habían pasado en la tierra, nunca había llovido y nadie se había salvado de una inundación en un barco. Es más, ni la ciencia podría haber anticipado el diluvio, puesto que las condiciones de ese tiempo eran distintas:
Aún no había ningún arbusto del campo en la tierra, ni había aún brotado ninguna planta del campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la tierra. Pero se levantaba de la tierra un vapor que regaba toda la superficie del suelo.
Y el diluvio nada tuvo que ver con un cambio climático, fue mas bien una revelación de la justa ira de Dios sobre la tierra, que fue abnegada por completo cuando se rompieron lo limites que Dios puso para separar las aguas en el principio:
El año 600 de la vida de Noé, el mes segundo, a los diecisiete días del mes, en ese mismo día se rompieron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo fueron abiertas.
La respuesta de Noé a esta doble advertencia es también doble:
Se dispuso a obedecer con temor reverente, sabiendo que Dios efectivamente derramaría su ira sobre la tierra.
Se dispuso a construir o a preparar el arca que Dios le ordenó, tal y como Dios le ordenó que lo hiciera. Lo dejó todo y pasó más de cien años construyendo una caja flotante, en medio de un lugar de Mesopotámia en el que no había mar. 100 años perseveró Noé en su obra y podemos imaginar a la gente hablando de esto.
La fe de Noé respondió a la Palabra de Dios sin cuestionar nada o ponerlo en duda, para él la palabra e Dios era la cosa mas importante de su vida, era un absoluto. El se dispuso a obedecer sin saber de barcos, sin ver agua al alrededor de él, sin experimentar nunca la lluvia, sin saber como los animales vendrían a él a su debido tiempo, sin saber como le haría para administrar el arca con toda la complejidad que podemos suponer y sin saber en donde terminaría con su familia, después de todo el arca era una gran caja flotante que no tenia timón, mástil o velas. El edifico una casa flotante en la que sería preservado con su familia y animales, de la ira de Dios.
El tuvo convicción de que la ira de Dios se revelaría sobre la tierra a través de un diluvio y certeza de que se salvaría con su familia con el arca ordenada por Dios, con los materiales y diseño provisto por Dios.
Sabemos que mientras Noe construía el arca, el fue un predicador de la justicia:
Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos.
Esto revela aun mas el carácter de su fe. No solo trabajaba en silencio, sino que predico a los hombres sobre la justicia de Dios, advirtiéndoles que por sus pecados serian destruidos y que había esperanza según Dios, en su caja flotante. Predico 120 años y nadie se arrepintió, nadie le creyó. Esta es una fe que obra, es paciente y perseverante a pesar de los obstáculos y que obra de acuerdo a la instrucción de Dios:
Así lo hizo Noé; conforme a todo lo que Dios le había mandado, así lo hizo.
Aplicación:
Cuantos han recibido el evangelio de la gracia, y no están dispuestos a creer en Dios.
Cuantos están recibiendo un llamado al ministerio, con la promesa de que Dios proveerá y cuidara de sus vidas y no están dispuestos.
A cuantos Dios les esta recordando que pueden confiar en él en medio de cualquier circunstancia y se les hace difícil y no están dispuestos a descargar sobre el Señor toda ansiedad.
Cuantos decimos creer, pero en realidad nuestra fe no se parece a la de Noé. El se acerco a Dios por medio de la fe y fue justificado, el caminó con Dios por medio de la fe, y obedeció a Dios por medio de la fe, esto a pesar de que no había palpado o visto algo de las cosas que vendrían y no podía anticipar nada sobre como terminaría todo. Pero creyó en Dios y en lo que se le dijo que ocurriría.
La fe cree en la Palabra de Dios tanto sobre el juicio como sobre la promesa de salvación. Spurgeon dijo: "El que no cree que Dios castigará el pecado no creerá que Dios lo perdonará a través de la sangre expiatoria de Jesucristo. Les ordeno a los que profesan al Señor que no sean incrédulos con respecto a las terribles amenazas de Dios a los impíos. Cree en la amenaza, aunque te haga estremecer. Porque si no crees, el acto de no creer en Dios en un momento dado te llevará a no creer en Él en otros aspectos de la verdad revelada" (Hebreos 10:26-31).
Noé creyó ambas cosas: que el mundo sería destruido por agua y que él y su familia serían salvados de la ira de Dios (Hebreos 11:7). ¿Creerás tú?
El Señor hoy también nos llama al arrepentimiento y a la fe. El día de la ira de Dios vendrá, ya no por agua, sino por fuego (2 Pedro 3:7). Todos estamos siendo llamados a venir a Cristo en arrepentimiento y fe, a refugiarnos en su templo, su iglesia, una casa que solo tiene una puerta de acceso: la fe en Jesucristo (Juan 14:6). Ven a Cristo hoy.
La fe verdadera, responde a la palabra de Dios. La fe verdadera
2. Condena al mundo
2. Condena al mundo
El mundo naturalmente no cree en Dios. Al creer en Dios, Noe condenó al mundo. Imaginen a Noe trabajando cada día en el proyecto que Dios le ordeno, de seguro contrato gente amable que le ayudo y a la que le predicó mientas construía el arca. Pero todos ellos recibieron su recompensa y murieron bajo las aguas a causa de su incredulidad.
Todas estas personas murieron jusdtamente, Genesis 6:5
El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal. Y al Señor le pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón. Entonces el Señor dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho».
Dios fue muy paciente con las personas. Todos en Adan habían oido la promesa de la simiente prometida en Genesis 3:15 que vendría a poner fin al pecado y no creyeron. Todos en Adan habían escuchado sobre como Dios cubre la vergüenza por medio de un sacrificio expiatorio que anticipaba a la simiente prometida. Todos pudieron ver de alguna manera la marca que Dios puso sobre Caín cuando mato a su heramano y fue expulsado de las puertas del Jardín a al oriente, esta marca señalaba lo que Dios opinaba sobre el pecado y sin embargo la gente no se arrepintió.
930 años vivió Adan contando su historia y proclamando la promesa y muchos no se volvieron al Señor, hasta las personas de la simiente de Set apostataron de la fe en los tiempos de Noe y se unieron en matrimonios mixtos con los incrédulos. La gente conocía a Dios y no le dieron gracias por su promesa, ni le adoraron acercándose a él por medio de la fe cuando el camino de vuelta a la gloria estaba revelado.
Es interesante notar que Matusalén fue el hombre que más tiempo vivió en la historia humana. Este hecho habla profundamente sobre la paciencia de Dios. Él no desea la perdición del mundo, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Esta paciencia divina nos enseña que Dios espera pacientemente a que la humanidad se vuelva hacia Él y encuentre la salvación en Cristo.
En medio de este mundo en tinieblas, vemos la fe de Noe brillando, condenando, exponiendo la incredulidad y dureza de los hombres. Vemos entonces que los hombres se condenan por causa de la incredulidad y son condenados al ser expuestos a la fe de los escogidos de Dios.
Aplicación:
»Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. »Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre.
En la actualidad, vemos un paralelismo con los días de Noé. Al igual que entonces, la gente se burla de los creyentes y minimiza el valor de la iglesia, considerándola una pérdida de tiempo frente a otras prioridades mundanas como construir una familia, disfrutar de la comida y el entretenimiento.
Sin embargo, como en los días de Noé, Dios demuestra una paciencia sobrenatural. Aunque muchos desprecian el mensaje del evangelio, Él está levantando predicadores fieles para proclamar su verdad. Así como en aquellos tiempos el mensaje de Noé fue rechazado, hoy también vemos una resistencia al mensaje de Dios.
Dice Owen: Cuando la predicación de la justicia pierde su eficacia, en la conversión de los pecadores, es señal de que se aproximan desolaciones.
A pesar de todo, al igual que en los días de Noé, existe un remanente de creyentes fieles en medio de la incredulidad y la oposición. Esto nos recuerda que, incluso en los tiempos más oscuros, Dios siempre preserva a aquellos que le son fieles y les otorga su gracia a ellos y a sus hijos, hasta que venga su juicio por fuego.
Hemos visto con el ejemplo de la vida de Noe, como la fe verdadera responde a la palabra de Dios y Condena al mundo, finalmente veamos como la fe verdadera:
3. hereda la justicia de Dios.
3. hereda la justicia de Dios.
Solo por la fe se puede recibir como una herencia la justicia de Dios. No se puede ser justo por nuestra cuenta. Noé no fue justo por cuenta propia, el heredo la justicia.
Esta justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que creen. Porque no hay distinción, por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús,
»Sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley. Puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.
Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
No se puede conseguir justicia de otro modo, pues la biblia dice:
Todos nosotros somos como el inmundo, Y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas. Todos nos marchitamos como una hoja, Y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
Noé es el primer hombre de la Biblia que se le llama justo. Y la única manera de llegar a ser justo es por fe. Sabemos pues que Noé tenia una fe verdadera porque Dios le declaro justo. La justicia de Cristo le fue imputada por la fe.
Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
Dios miro a Noé a través de la santidad de Jesucristo. Él ve a todos los creyentes de la misma manera en Cristo.
Conclusión:
La vida de Noé nos ofrece una poderosa lección sobre vivir en justicia delante de Dios mediante la fe, adorarlo por medio de la fe y obedecer su palabra a través de la fe. Dios nos invita a imitar la fe de este hombre ejemplar, y por eso su historia ha sido preservada para nosotros. El deseo de Dios es que su nombre sea glorificado en nuestra vida, que vivamos para agradarlo y que entendamos que sin fe es imposible hacerlo. Que podamos aprender de Noé y, como él, confiar plenamente en Dios en todas las áreas de nuestras vidas a pesar de las circunstancias, sabiendo que solo a través de la fe podemos agradarle verdaderamente.
Dice Owen: Ni la dificultad, ni la duración de la obra misma, ni su falta de éxito en la predicación, ni el desprecio y menosprecio que le fueron arrojados por todo el mundo, lo debilitaron o desanimaron en lo más mínimo para continuar con la obra y el deber a los cuales había sido divinamente llamado. Fue un gran precedente y ejemplo para todos los que pueden ser llamados a dar testimonio de Dios en tiempos de dificultad y oposición.
Que Dios nos ayude a ser como él, a creer realmente a Dios. Para obedecerle, no importa lo extraño o difícil que sea en medio de este mundo incrédulo. No importa si a nuestro corazón le parece que no es pragmático.
Oremos para que nuestra fe obedezca la Palabra de Dios sin importar lo difícil que sea. Que nuestra fe condene y exponga la maldad de este mundo en tinieblas que nos rodea y que nuestra fe sea la que nos establezca a los ojos de Dios como justos.
Amigo, recuerda una vez más, el juicio está por llegar. Hoy estoy aquí como un Noé fuera de contexto diciendo: "Jesús viene". Y no estoy seguro de que tengamos cerca de 120 años. Y viene con gran juicio. El juicio está llegando. Ahora, puedes creerlo o no. Puedes continuar tu vida como es y seguir así, o puedes cambiar. Depende de ti. Se acerca el juicio. La única seguridad está en Cristo, viéndolo en arrepentimiento y fe y uniéndote a su iglesia.